¿Se ha imaginado con hambre extrema?

 ¿Se ha imaginado con hambre extrema?

Todo lo vence el hombre, menos el hambre

Séneca

Por Maria Isabel Pérez

Quizás una de las sensaciones más extrañas para el hombre y en general para cualquier ser, es sin duda el hambre, que junto con la sed, nos provocan toda serie de ansiedades producto de los estímulos fisiológicos necesarios para la supervivencia.

Para muchos tener hambre los pone de mal humor, inquietos, incluso provoca desconcentración, disminución de las facultades intelectuales, desespero y en muchas ocasiones alteración nerviosa, desmayos y mareos.

Todo lo anterior en circunstancias normales, es decir un hambre momentánea se elimina cuando se ingiere la cantidad de alimento que se quiere, tras lo cual se recupera el estado físico. Por lo general, el hombre de hoy está acostumbrado a la ingesta tres veces al día y pequeñas porciones entre comidas, con lo que pude vivir contento y dedicarse a sus actividades sin distraerse por sus necesidades fisiológicas.

Pero ¿se imagina usted con hambre y sed por un prolongado periodo de tiempo? Cómo sería esa sensación de querer comer y beber y no poder hacerlo, ni siquiera tener la esperanza de saciarla? Debe ser terrible.

He hecho la prueba en mis fallidos intentos de comenzar una dieta por cuestiones estéticas unas veces y otras por sugerencias médicas y por salud y puedo asegurar que no es fácil, no es divertido, ni agradable abstenerse de esas cosas que nos provocan satisfacción al paladar.

Supongo que alguna vez al menos usted ha pasado por aquí. Pero vamos más allá. ¿Se imagina usted con un hambre extrema? Quiero decir, ¿en hambruna? ¿Ese estado superlativo de hambre que sufren millones de personas, de seres humanos en el mundo? Desearía que no. Lo mismo desearía que fuese una exageración de los organismos internacionales que han declarado la alerta por la triste situación que vive Somalia y varios países de Africa.

Siempre Africa. Pero esa es la realidad. De nuevo, somos testigos del enemigo número uno de la raza humana: El hambre, que amenaza con matar más de dos millones y medio de seres humanos sino se aplican medidas urgentes para detener su avance en regiones deprimidas del cuerno de Africa que viven a su vez conflictos internos que hacen más penosa la situación para sus habitantes.

El panorama es tal, que la ONU declaró la hambruna y llamó la atención de la comunidad internacional respecto a las precarias condiciones de Somalia, el cual padece de la peor sequia en seis décadas, como consecuencia de los cambios climáticos y la falta de un desarrollo sostenible, a lo cual se suma la inestabilidad social y política desde el punto mismo de su creación como estado independiente.

Lo más grave es que cerca de 12 millones de personas sufren de hambre, desnutrición, ni que decir de atención médica o asistencial, siendo los niños, lo más vulnerables. De hecho, el 11% de los menores de 5 años sufren de desnutrición severa.

Somalia, afronta una de las peores crisis de que se tenga noticia pese al desarrollo mundial y a la existencia de organismos humanitarios que se han declarado a sí mismos impotentes frente a la magnitud de la tragedia. Más aun, la indiferencia como las potencias y la comunidad internacional en general están mirando el caso, no encamina a esperar lo peor.

Hay regiones en donde no llueve desde hace tres años, es un país que arrastra un conflicto interno desde hace 20 años, donde la existencia del grupo militar islámico Al Shabab, al cual se le relaciona con Al Qaeda, que sería el responsable del control del ingreso o no de ayuda humanitaria, lo cual hace más dramático el asunto.

Para los críticos de las acciones occidentales, el conflicto somalí, es producto de los intereses por el control de rutas del petróleo que ha puesto y quitado dictadores y mandatarios, y a su vez el surgimiento de grupos de piratas que reclaman la soberanía sobre el Mar Indico y el Golfo de Aden.

Internamente, Somalia es una nación quebrada con muchos estados que no han podido unificarse por diferencias tribales y presencia de grupos fundamentalistas islámicos.

Pero hoy por hoy, para los somalíes, la lucha diaria es por la sobrevivencia, cientos de miles han abandonados sus regiones en búsqueda de comida y agua. Según el alto comisionado para las Naciones Unidas para los refugiados, mas de 800 mil somalíes se han desplazado por el hambre hacia otros países vecinos, como Kenia, Yemen, Etipia, Yibuti y alrededor de 1.5 millones de desplazados internos.

Según la FAO, se necesitan más de mil 100 millones de euros para abastecer de alimentos a las regiones afectadas, pero la cifra no se ha alcanzado aun, mientras tanto miles se enfrentan a una muerte lenta y penosa.

Rafael Navarro

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