La importancia del voto del Creyente de origen Hispano en los Estados Unidos de América, y cómo deberíamos actuar después de las elecciones


Me dió mucho gusto cuando a la hora de votar pude observar la presencia de hispanos en las urnas electorales. Sobre todo me dí cuenta de que muchos jóvenes, y hasta familias enteras, y de todas las razas, estaban votando.

La importancia que el pueblo hispano tiene como votante, indudablemente ha cambiado el panorama político y económico de los Estados Unidos de América. Deberíamos sentirnos muy orgullosos de tener la oportunidad que en muchos de nuestros países de orígen, o no se tiene, o por mucho tiempo fué suprimida por dictaduras de diferentes ideologías, fueran estas derechistas o izquierdistas.

El voto en esa clase de condiciones, simplemente no tenía ninguna importancia. En pocas palabras, las voces de muchas personas no eran escuchadas, o eran reprimidas por las autoridades en turno. Y posiblemente tal situación, aún esté pasando en muchos países hoy mismo.

El hecho de ser hispano en esta gran nación nos pone una viñeta a cada uno de nosotros. En primer lugar, las personas de otras razas ya tienen una serie de ideas sobre nosotros en su mente, las cuales han sido formadas con el tiempo al escuchar en los diferentes medios de comunicación masiva, aparte de lo que Hollywood ha colaborado durante muchos años. Entonces, cuando nos ven y nos oyen, tales conceptos salen a la luz, y las viñetas a las cuales me estoy refiriendo nos marcan.

Tal situación es molesta para muchos, sobre todo si ha nacido en este país, o si ha llegado cuando niño, y su cultura es más de aquí, que de su lugar de origen.

En lo personal, y como creyente, creo que no deberíamos tomar personal tal situación. En realidad, al enojarnos o frustarnos, estamos dándole cabida a que crean otro estereotipo más sobre nosotros, que “el hispano es temperamental.” Y es posible que tales estereotipos permanezcan entre nosotros por mucho tiempo. Pero, ¿qué podemos hacer al respecto? Demostrar con nuestro comportamiento que los estereotipos que otras culturas tienen sobre nosotros, son solamente eso, estereotipos.

Al hacer todo lo contrario de lo que se cree de nosotros, y mostrar nuestra integridad y honestidad, estaremos contrarrestando tales conceptos erróneos sobre nuestra cultura y comportamiento.

Estas elecciones han sido muy importantes para millones de personas en este país. Cada uno de los partidos expuso sus ideas de la mejor forma posible, de tal manera que no existe duda de que la ideología política y las necesidades de los votantes, se reflejaron a la hora del sufragio.

Finalmente los resultados de las votaciones nos muestran a los ganadores de tal evento. Ellos sonaron las trompetas de la victoria, y los perdedores serán la oposición que por costumbre, asume el partido que resulta con menos votos.

Como creyentes en el Mesías, tenemos que asumir las obligaciones que como tales, nos marcan las Sagradas Escrituras. Sin importar quien sea el hombre que tomó el poder de esta nación, aún la mas poderosa de la Tierra para muchos. Nuestra actitud como creyentes ya ha sido establecida.

Pablo nos dice en el libro a los Romanos, “Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. Por consiguiente, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, sobre sí recibirán condenación.” [Romanos 13:1-2]

En pocas palabras, sea quien sea el presidente, nuestra obligación es continuar siendo los mismos creyentes, comportarnos con la misma actitud de amor hacia los otros seres humanos (aunque no sean del partido o ideología de nuestra preferencia). Los Creyentes en el Mesías representamos a un reino muy distindo al de los señores Obama o Romney; Chávez o Capriles; Castro u Ortega; Funes o Rousseff; Calderón o Peña Nieto; Netanyahu o Ahmanideyad,en fin, todos los gobiernos del mundo.

Como creyentes no debemos de mirar a la Casa Blanca, ni a cualquier partido político, ni a cualquier gobernante para buscar un cambio de vida. Nuestro reino no es ninguno de este mundo, se nos manda a buscar “las cosas de arriba” [Colosenses 3:1, LBLA] sabiendo que nuestra real ciudadanía tampoco pertenece a este mundo. “Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador …” [Filipenses 3:20, LBLA]

No podemos ver a ningún gobernante como nuestro salvador. Solamente Yeshúa el Mesías es nuestro único y suficiente Salvador. El es el Rey de Reyes y Señor de señores. Debemos volvernos a esa esperanza.

Debemos llegar a un sincero arrepentimiento personal y comunitario, y con una ferviente fe, ser persistentes en la oración para un despertar espiritual en nuestras vidas, y así tener el poder y la autoridad para hablar de nuestra esperanza a toda persona que está perdiéndose por las ideas humanistas del mundo secular, personas que están falleciendo sin llegar al arrepentimiento y la reconciliación con el Creador.

También debemos orar por las autoridades, aunque no sean de nuestro agrado, de tal manera que sea nuestro Creador quien, con todo su poder, juzgue a tales naciones y autoridades. Nuestra incumbencia en los asuntos de la política están limitadas por el voto y otras acciones, que no deberían superar a las ya instruidas en la Biblia, las cuales nos dan facultades representativas del Reino de los Cielos aquí en la tierra, como embajadores de nuestro Mesías con una disposición personal de la reconciliación y la justicia.

[1 Corintios 5:19-21]. Nuestra posición no es la de juzgar a las autoridades ni a las naciones. Debemos seguir el ejemplo de Abraham, el Padre de nuestra Fe. Quien a pesar de saber quienes eran las personas de Sodoma y Gomorra (recordemos que peleó contra esos reyes –ver Génesis 14), su amor y compasión lo hizo interceder por ellos, aún siendo sus enemigos.

Por tanto, el ser hispanos y creyentes en el Mesías Judío, Yeshúa de Nazaret (Jesús de Nazaret), constituye una doble responsabilidad para nosotros. Tal asunto, nos debería de llenar de más orgullo. Somos representantes del Rey de Reyes y Señor de Señores.

Finalmente, recordemos que los creyentes somos, “… linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.” [1 Pedro 2:9-10, RVR1960]

“Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios. Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios.”

[1 Pedro 2:13-17, RVR1960].

Es mi oración que el Señor le de la sabiduría necesaria para continuar comportándose como un representante de Su Reino.

René Oswaldo Jaco
Líder del Ministerio Hispano de la
Congregación Beth Adonai
jaco@bethadonai.com

Rafael Navarro

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