Buena forma espiritual

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Es cierto que mantenerse en buena forma física requiere disciplina y esfuerzo. Para conseguirlo, muchos de nuestros contemporáneos practican la gimnasia matinal, otros corren, y otros, o los mismos, llevan un régimen alimenticio riguroso.

De la misma manera, la buena forma espiritual requiere tiempo, esfuerzos y práctica. El apóstol Pablo recomienda a Timoteo ejercitarse para la piedad. El ejercicio espiritual puede ser una alegría, pero siempre conlleva cierta disciplina, es decir, estudiar la Palabra de Dios, perseverar en la oración, ir a reuniones cristianas, esforzarnos en poner en práctica en nuestra vida diaria lo que hemos aprendido.

Para dedicarle tiempo es necesario renunciar a ciertas actividades que nos absorben demasiado, y establecer prioridades. Pero realmente vale la pena. La buena forma espiritual nos ayuda a resistir a las tentaciones y a vivir con el Señor. También nos da la sabiduría que necesitamos para ayudar a los demás en su vida cristiana.

¿Qué pensaríamos de un carpintero que olvida afilar sus utensilios, o de un mecánico que no dedica tiempo para engrasar su máquina? El hijo de Dios que descuida fortalecerse mediante la oración, el estudio de la Biblia y la comunión con el Señor, es igual de insensato.

Los instrumentos de nuestro servicio espiritual se embotan rápidamente; por ello hay que afilarlos cada día. “Creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2ª Pedro 3:18).

Editor

Rafael Navarro, es Comunicador Social- Periodista de origen colombiano, ha trabajado por más de 30 años en medios de comunicación en español, tanto en Colombia como en Estados Unidos, en la actualidad es editor del periódico El Nuevo Georgia.

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