Los jóvenes de hoy, el ejemplo de Carolina

 Los jóvenes de hoy, el ejemplo de Carolina

editorialLas comparaciones son odiosas, pero a su edad, muchas niñas ya son madres. Carolina sin embargo, a su edad, ha logrado llegar lejos, hoy es recipiente de una beca de liderazgo de la Fundación Goizueta, premio que solo se le entrega a quienes han demostrado desde su corta edad que han impactado y seguirán impactando a su comunidad, a través de sus acciones y cuyos pasos vale la pena seguir.

La reciente Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense, basada en el Censo de Los Estados Unidos, dice que casi un tercio de los 2.6 millones de no ciudadanos de 18 a 24 años de edad que viven en los Estados Unidos estaban matriculados en la universidad.

Entre los no ciudadanos de 18 a 24 años nacidos en Asia, el 65 por ciento estaban matriculados en la universidad, seguidos por los nacidos en Europa (54 por ciento), África (54 por ciento) y la región de Latinoamérica y el Caribe (18 por ciento).

Es decir, que siendo la comunidad de mayor crecimiento en el país, la latina es la que menos va las universidades y por ende hace parte de una fuerza laboral no calificada en mayor proporción, lo que origina menores ingresos y por ende su calidad de vida es más precaria.

Esto se ratifica los mismos datos del Censo, donde se da cuenta que los latinos continúan siendo uno de los grupos étnicos con mayor nivel de pobreza, entre los peores pagados en su trabajo y quienes tienen menos acceso a programas de seguro médico.

El reporte de Foundation for Child Development (Fundación para el Desarrollo del Niño) compara el bienestar de niños hispanos, blancos, negros y asiáticos con padres inmigrantes y padres nacidos en Estados Unidos, por ejemplo, y encuentra que los niños hispanos de padres inmigrantes presentan los peores indicadores de pobreza y promedio de sueldo por vivienda cuando son comparados con otros grupos con padres inmigrantes.

También sufren mayor riesgo de mortalidad infantil y niveles más bajos de familias con seguro médico. Para tener una dimensión de la problemática, los hijos de inmigrantes representan uno de cada cuatro niños en Estados Unidos, señala el mismo reporte.

Un 71% de los niños hispanos con padres inmigrantes son pobres o casi pobres en Estados Unidos, comparados con un 55% de niños hispanos con padres nacidos en Estados Unidos, indica el estudio. El informe considera vivir casi en la pobreza cuando una familia de tres miembros con dos hijos gana un promedio de 36.243 dólares anuales según estándares de 2010.

Para los hijos de inmigrantes negros y asiáticos los niveles de pobreza o casi pobreza son mucho más bajos: oscilan del 29% al 34%.
En cuanto a salud, un 74% de los hijos de padres inmigrantes hispanos gozan de buena o excelente salud en comparación con el 84% de la que gozan hijos de inmigrantes negros o asiáticos, dice el estudio, titulado “Niños diversos: raza, etnicidad e inmigración en la nueva generación no mayoritaria de Estados Unidos”.

La educación es otro campo en el que los hispanos inmigrantes se quedan atrás: en 2010 tan sólo un 37% de los niños hispanos con padres inmigrantes estaban inscritos en educación preescolar mientras que el resto de grupos oscilaba entre el 50% y el 55%.

Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en su informe de 2014 sobre natalidad señalan también que uno de cada cuatro bebés en Estados Unidos es de madres adolescentes de entre 15 y 17 años, y las hispanas son uno de los grupos con mayor incidencia.

Pese a que entre las hispanas la tasa de natalidad disminuyó también en un 63 por ciento en las últimas décadas, el índice de embarazos es mayor entre las adolescentes latinas en comparación con otros grupos, de acuerdo con el informe.

Por eso, vale la pena celebrar el esfuerzo de jóvenes como Carolina Mauersberg, a quien en la página 5 de esta misma edición destacamos como un ejemplo entre miles, pero que muchas veces no alcanzan a superar los número que nos lleguen a indicar que en 10, 15 o 20 años vamos a ser una comunidad fortalecida y pujante, si tenemos en cuenta el capital humano con que contamos.

Vale la pena seguir adelante, jóvenes, padres de familia y comunidad en general. Es tarea de todos!

Rafael Navarro

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