Freedom House, “La Casa de la Libertad”

De izquierda a derecha: Lucino Gopar, Daniela Martínez, Lilian Carrera y Eduardo Samaniego, del proyecto Freedom House “Dream Schools”
De izquierda a derecha: Lucino Gopar, Daniela Martínez, Lilian Carrera y Eduardo Samaniego, del proyecto Freedom House “Dream Schools”

Por: Rafael Navarro- ENG.

Eduardo Samaniego recuerda que cuando entró a la cárcel del condado de Fulton aquella tarde de noviembre de 2013, escuchó que algunos presos estaban leyendo el Salmo 23… “El señor es mi pastor y nada me faltará…aunque ande en valle de sombre de muerte no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo…” recitaban los reos en voz alta y eso lo conmovió.

Apenas el día anterior había estado pensando qué podía hacer para que la Junta de Regentes tomara en serio sus peticiones y dejaran a los indocumentados como él, ir a las universidades estatales sin tener que pagar altas colegiaturas como estudiantes internacionales.

“Cada vez que los hemos visto nos han dado las mismas respuestas: nosotros estamos de acuerdo con ustedes y los apoyamos, pero no podemos hacer nada”, recuerda que les han repetido una y otra vez, pero nada pasa, por eso su lucha ha ido desde la simple protesta hasta dejarse arrestar por desobediencia civil, aquí en Atlanta.

Samaniego vino a Estados Unidos a los 16 años desde Zacatecas México, su madre lo acompañó hasta California y de ahí lo mandó solo hasta Atlanta recomendando con algunas personas que habían conocido en el viaje, ahora tiene 22, en solo seis meses aprendió inglés; en los seis meses siguientes ya estaba en clases regulares, hasta graduarse con honores de North Cobb High School donde concluyó los dos años que le hacían falta.

Fue presidente de la asociación de estudiantes; presidente de otros tres clubes, como el de Hispanic Honors, Junior Achietment de Georgia y fue reconocido por la Asociación Nacional de Estudiantes de Estados Unidos, su puntaje al terminar fue 3.7.

Aplicó a muchas universidades, y fue finalista para pago completo en las mejores universidades de Estados Unidos, lo aceptaron en Armstrong University en Savannah, en Berry College, en la Universidad de Manhattan en Nueva York, pero tuvo que rechazar todas esas ofertas porque no tiene un número de Seguro Social.

“De solo recordarlo me da escalofrió…”, dijo cuando le hicimos esta entrevista y desde entonces su lucha ha sido incansable.

Trabajó de 7:30 de la mañana a las 4:30 de la tarde en un negocio de renta de materiales de construcción y de las 5 de la tarde a 12 de la noche lo hacía en un restaurante de la cadena Wendy’s.

Ahora tiene muchas cosas por hacer en su vida, pero aun así saca tiempo para el activismo a favor de los estudiantes como él que se les niega la oportunidad de ir a las universidades.

Samaniego ha recibido una beca de 240.000 para asistir desde este otoño a la Universidad de Hampshire en Massachusetts, a pesar de que no cuenta con el beneficio de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia—DACA–, su constancia, su activismo y sus ganas de salir adelante parecen haber sido premiadas.

Compartir la experiencia y no claudicar

Eduardo como miembro de Georgia Dreamers ahora es el Director Ejecutivo de Freedom House de Georgia, una organización centrada en la promoción de la educación.

“Freedom House es una organización sin fines de lucro que aboga por la Equidad Educativa”, dice Samaniego, “Creemos que la educación debe estar disponible para todos los estudiantes independientemente de su sexo, religión, raza o estatus migratorio”.

A través de este proyecto se crearán las “Dream Schools”, que surgirán luego de desarrollar una guía paso a paso que les proporcione a todos los estudiantes y especialmente los estudiantes indocumentados, las herramientas adecuadas para lograr y seguir una educación universitaria.

“A través de capítulos que organicemos con el apoyo de las escuelas secundarias vamos a cultivar líderes que asuman la responsabilidad de su futuro, se preocupen por sus compañeros de clase, y trabajen para sacar adelante a sus comunidades”, comenta Samaniego.

La idea de los distintos capítulos de Freedom House es llevar a cabo talleres, encuentros, diálogos sobre temas de actualidad en los que estarán invitando a oradores que inspiren.

“El fin es el de equipar a nuestros líderes con las herramientas adecuadas para volver a sus comunidades y participar en diálogos que instarán a los padres, ciudadanos preocupados y líderes de fe, para apoyar a la juventud inmigrante en su búsqueda de la educación superior”, advierte.

“No se puede negar que cada vez que la promesa de un niño es interrumpida por su situación jurídica, el estado pierde no solo los recursos en él invertidos, sino el talento que necesitamos”, dice Samaniego mientras se pregunta.

“¿Por qué debemos dejar que un sistema inconsistente les impida cumplir con su potencial y rechazarlos del país al que llaman hogar? Nuestras leyes garantizan a todos los estudiantes el derecho a una educación de K-12, independientemente de su estatus migratorio. A través de nuestro proyecto ‘Dream Schools’ esperamos mantener viva la promesa de una educación más allá de K-12 hacia la universidad”.
Antecedentes de Freedom House

Cuando se inaugure de manera oficial Freedom House este próximo 30 de agosto en el que Soñadores de Georgia compartirán sus historias de cómo llegaron hasta aquí, cuánto les ha tocado luchar, las dificultades económicas y sociales que han afrontado, la iniciativa habrá tomado forma en beneficio de los jóvenes estudiantes indocumentados.

“Estos son los estudiantes que han superado los obstáculos sociales, económicos y culturales extremos en la búsqueda de su Educación Superior”, dijo Samaniego.

En 2008 la Junta de Regentes de Georgia hizo que todas las universidades públicas cobraran a los estudiantes indocumentados hasta cinco veces más el valor de la matrícula si querían asistir a clases.

Más tarde, en 2011, la misma Junta de Regentes prohibió a los estudiantes indocumentados asistir a las cinco mejores universidades del estado y como resultado de ello 26 estudiantes que en ese tiempo tomaban sus clases, fueron expulsados de las aulas de la Universidad de Georgia, Georgia Institute of Technology y la Universidad Estatal de Georgia, simplemente porque no tenían un número de Seguro Social.

“Imagine la agonía, la frustración y las lágrimas de estos estudiantes, ¿qué habrías hecho tú, si en un abrir y cerrar de ojos, todo tu trabajo, el de tus padres y el de muchos otros es arrojado a la basura?”, concluye Samaniego.

DETALLES:

Para conocer detalles de Freedom House y participar en el evento de este 30 de agosto, visita: http://goo.gl/YRPNBl, para hablarles directamente marca: 770.765.2174.

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Editor

Rafael Navarro, es Comunicador Social- Periodista de origen colombiano, ha trabajado por más de 30 años en medios de comunicación en español, tanto en Colombia como en Estados Unidos, en la actualidad es editor del periódico El Nuevo Georgia.

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