Votar… ¿Votar por quién?

 Votar… ¿Votar por quién?

editorialEn su sabiduría infinita los chinos nos dejaron este proverbio que pudiera resumir todo el contenido de este articulo: “Hay tres cosas que nunca vuelven atrás: la palabra pronunciada, la flecha lanzada y la oportunidad perdida”, esto nos remite a la oportunidad, como el concepto de aprovechar el momento propicio para que suceda algo y eso es lo que hemos venido esperando.

Esta semana celebramos el Día Nacional del Registro del Voto y como nunca antes, en la última década el énfasis en llegar a los nuevos votantes se ha vuelto una prioridad de los grupos políticos, especialmente los de tendencia liberal, mientras los de tendencia conservadora se esmeran por ponerle trabas a la rueda del ciudadano para que no vote.

Para la comunidad inmigrante especialmente para la latina, se ha pasado a otros niveles de preocupación, pues ya no se trata de registrarse y salir a votar –aquellos quienes tienen el privilegio de hacerlo–, sino que el punto se reduce a un simple dilema: ¿Votar por quién?

Con el más reciente traspiés del presidente Obama y la evidencia inocultable de que su partido ha venido jugando de una manera despreciable con la comunidad inmigrante, ofreciéndole por un lado solución a la crisis humanitaria que genera su estadía irregular en el país, y por el otro destruyendo de manera malvada millones de familias, las opciones no existen.

El presidente Obama, no solo ha estado consciente de su papel destructor al haber generado en su administración más de dos millones de deportaciones, sino que de manera sínica se complace en burlarse de los millones de familias que han esperado durante su gobierno una solución, que ni él, ni su partido, tenían la menor intención de dar.

Hemos tenido en los ya casi 6 años de su administración, si es que a esto se le puede llamar “administración” la muestra más fehaciente de ineptitud, falta de liderazgo, coraje y decisión que se esperan del líder, y hemos asistido a un pobre y decadente ejercicio de democracia secuestrada por los intereses mezquinos, absurdos y enfermizos del Tea Party y los republicanos ultraconservadores que han amenazado con llevarse a todos entre sus cuernos.

Quienes en un primer y en segundo período elegimos a Barack Obama para que dirigiera los destinos de la nación más poderosa del mundo, lo hicimos en primer lugar para que gobernara y fuera el ejecutivo que aparentaba ser en sus discursos floridos, y muchos de quienes tenemos origen latino, lo reelegimos en el 2012 por simple y llano rechazo al desprecio de que hemos sido objeto por parte de todos los republicanos, incluyendo los que dicen querernos.

Pero el espectáculo ha sido más bochornoso de lo que alguien se hubiera podido imaginar. Quienes han llevado el control del país hasta asomarlo al barranco, han sido los extremistas conservadores y de ahí que, faltando casi la mitad de su segundo término, tengamos a un presidente menoscabado, poco respetado, vilipendiado y reconocido como el fracaso histórico más reciente.

No en vano Michael Moore, el controvertido cineasta de tendencia izquierdista y uno de los admiradores del Obama candidato y encantador, hubiera dicho en días recientes que éste quedará en los anales de la historia solo como “el primer presidente negro” y de ahí, a pasar la hoja.

Ante este escenario que ha sido devastador para los latinos que se perfilan como una minoría decisiva en los próximos comicios —Si es que Obama no comienza a deportar a quienes tienen papeles—la pregunta es sencilla en estos días en los que todos hablan de votar, votar y votar para “cambiar el rumbo”…¿Votar por quién?

Rafael Navarro

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