Hogares felices

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En el huerto de Edén Dios constató que la soledad de Adán no era buena; por ello le hizo una ayuda idónea” (Génesis 2:18). ¡Qué contento debía estar Adán! Eva era hueso de sus huesos y carne de su carne. Dios es la fuente y el creador de la felicidad de la pareja y de la familia. Pero, esta primera pareja no respondió a tanta bondad de su Creador.

Analicemos con sinceridad la calidad de nuestras relaciones y el estado de tantos hogares. ¡Son un desastre! Pero ese no es el objetivo de Dios. Él nos abre otro camino basado en el don de su Hijo muerto en la cruz. En ese camino el que nos guía es Cristo, quien dio su vida por nuestros pecados. Es el camino de la gracia, de la reconciliación, de la paz que anula todo sentimiento de hostilidad y rivalidad.

En ese contexto la vida cristiana se vuelve fuente de felicidad. El amor divino, derramado en nuestros corazones regenerados, nunca exige, sino que da. Hacer el bien, hacer feliz a la persona que amamos nos da alegría.

Por haber olvidado esos principios divinos, nuestra sociedad está llena de infidelidades, separaciones, divorcios. Para reparar esos desastres, aún hoy tenemos la guía infalible que nos ayudará a construir o reconstruir nuestro hogar sobre bases sanas. Es la Palabra de Dios.

¿Queremos vivir una vida feliz, en una atmósfera acogedora y sana? Entonces dejémonos guiar por las enseñanzas de la Biblia. Jesús dijo: “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor… Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido” (Juan 15:10-11).

Editor

Rafael Navarro, es Comunicador Social- Periodista de origen colombiano, ha trabajado por más de 30 años en medios de comunicación en español, tanto en Colombia como en Estados Unidos, en la actualidad es editor del periódico El Nuevo Georgia.

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