Lo que nos queda por hacer

 Lo que nos queda por hacer

editorialComenzó el mes de los balances, las evaluaciones, los resúmenes, las proyecciones y las metas para el próximo año. Tratamos de repetir, mejorar u optimizar aquello en lo cual hemos visto cierto grado de madurez, de ganancia, de buenos resultados y por el contrario buscamos no repetir las malas experiencias, las equivocaciones, las fallas que no fueron corregidas y por supuesto los fracasos.

En ese orden de ideas, entendemos que todos los seres humanos deberíamos llevar nuestras vidas, nuestros proyecto y nuestros negocios, porque a la larga son los que sostienen nuestro futuro y eso es lo estamos llamados a hacer, por lo que no está de más que nos ocupemos desde ya de todos esos detalles porque el nuevo año está a la vuelta de la esquina.

No podremos hacer nunca un balance completo de lo que hemos hecho como individuos, si tampoco nos interesa saber lo que como comunidad hemos logrado, y el detalle es muy simple, en el lugar donde estamos, seguimos siendo vistos como minoría, y como tal nuestra propia dinámica debería indicarnos los derroteros a seguir en este camino que decidimos andar, aunque no parezca–juntos– y eso también tiene su razón de ser.

Cuando nos cuentan como individuos nos clasifican como minoría, cuando se nos cuenta por nuestra fuerza de consumo, se nos cataloga como minoría, cuando se nos presenta como esperanza electoral se nos estratifica como minoría, en fin, pareciera que en todo estuviera presente nuestro origen para marcarnos, sea para bien o para mal.

Solo cuando podemos entender lo que ello significa podremos también darnos cuenta del gran potencial que tenemos y de las grandes posibilidades de surgir independientemente del esfuerzo que hayamos puesto para lograr nuestras metas y objetivos como individuos.

Recientemente uno de los directores de la oficina del registro histórico de Georgia, contaba cómo un puñado de hombres y mujeres de orígenes distintos, de distintos credos y de distinto pensamiento político habían visionado la ciudad que es hoy Atlanta, y en general el estado que es Georgia.

Como individuos, cada uno de ellos tenía su propio potencial, pero sin duda no hubieran logrado los mismos resultados si actuando de una manera mezquina hubieran decidido jalar cada quien para su orilla, olvidando que el verdadero motor que debe impulsar al ser humano es su desarrollo.

El último año, hemos podido ser testigos de una serie de actividades encaminadas a fortalecer el interés por el liderazgo en los jóvenes y responder de alguna manera a los retos que ellos desde ya tienen que enfrentar porque se les ha dado el presente para que cambien de manera sustancial el futuro de ellos y el de los suyos, y esa es una empresa en la que todos debemos comprometernos.

Este año en nuestro balance no podrá dejar de estar presente lo que hicieron la decena de hispanos que desde distintos lugares aspiraron a ocupar algún cargo público en sus ciudades y condados. Es una lástima que todos ellos lo hubieran hecho solos, sin mayor apoyo que sus propias ganas y así como empezaron, así terminaron, solos.

La lucha por un liderazgo más sólido, más efectivo, más solidario, más realista, menos politiquero y partidista y más consciente de nuestra realidad, es algo que nos está haciendo falta, y cuando hablamos de liderazgo, no estamos diciendo de hacernos una foto con quien consideramos es nuestro mentor o motivador, cuando en realidad lo que termina siendo es un tipo más que solo le interesa no perder la posición que ha alcanzado.

En el balance que comenzamos a hacer este año, seguimos sin ver esa sólida respuesta de las mal ponderadas organizaciones de poder latino, quienes solo miran donde está el bulto–y no sacan sus pies más allá de California, Texas o Illinois– y al resto de país miran con notado desdén, porque ellos decidieron que los de acá todavía somos insignificantes.

Para el 2016 con campaña presidencial a bordo, es bueno que desde ya comencemos a ver el lado del camino por el que nos gustaría transitar en el futuro, no nos merecemos ni debemos conformarnos con menos, de lo que estamos seguros podemos lograr entre todos.

Editor

Rafael Navarro, es Comunicador Social- Periodista de origen colombiano, ha trabajado por más de 30 años en medios de comunicación en español, tanto en Colombia como en Estados Unidos, en la actualidad es editor del periódico El Nuevo Georgia.

Related post

Verified by MonsterInsights