El Convivio Latino: Integrando culturas milenarias en las puertas de los Apalaches

En el Convivio Latino de Nacoochee, las familias llegan a compartir cada mes experiencias y conocimientos
En el Convivio Latino de Nacoochee, las familias llegan a compartir cada mes experiencias y conocimientos

Por: Rafael Navarro- ENG

Dominga Cristóbal, es quizá una de las más antiguas asistiendo a las reuniones mensuales del Convivio Latino de Nacoochee, un pueblo enclavado en las montañas Blue Ridge a las puertas de los montes Apaleches, al norte de Georgia, donde pareciera que lo último con lo que pudiéramos encontrarnos fuera precisamente un grupo como ese.

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El pueblo está integrado por muy pocas casas juntas, un museo que hace honor a la cerámica indígena de esta parte del estado y un centro recreacional, dos o tres tiendas de cosas raras, dos pequeños restaurante de comidas rápidas, varios hostales para los excursionistas que van a las montañas y una Iglesia Presbiteriana.

Cristóbal, de ascendencia indígena guatemalteca, dice que llegó a Cleveland, uno de los poblados más cercanos a Nacoochee porque ahí residía un hermano y porque en Carolina del Norte no pudo inscribir a sus hijos mayores en la escuela porque se los trajo sin actas de nacimiento.

“Cuando no me toca trabajar vengo porque me gusta compartir y estar presente, aprendiendo muchas cosas…”, dice la mujer menudita y espontánea para conversar y hacer amigos.

“La señora Dorothy fue mi primer auxilio cuando vine a este país, ella me ayudó a inscribir a mis hijos en la escuela, porque si no la hubiera encontrado a ella quién sabe qué hubiera hecho”, afirma.

Se refiere a Dorothy Foster, una mujer septuagenaria que se ha convertido en el ángel de muchos indígenas de Guatemala y México que han terminado su recorrido hacia el norte en los montes Apalaches. Su gran virtud, es haber sido hija de misioneros americanos radicados en Guatemala donde ella nació, lo que le permite hablar español y la lengua Mam de una de las tribus Maya.

Por eso Dominga como los demás, dicen no saber lo que hubiera sido de ellos y de sus hijos, si no la hubieran encontrado en el camino.

“Aquí a los niños también les enseñan arte y a dibujar a hacer otras cosas…a mi hijo mayor de 17 años le gusta hacer dibujos y para eso lo buscan”, dice orgullosa.

El Convivio Latino

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Ese domingo del último convivio antes de las vacaciones de verano, Dorothy llegó como siempre llevando a una familia en su carro, ya otros miembros de la Iglesia Presbiteriana de Nacoochee donde se reúnen, habían llegado con las provisiones, comida, ropa, elementos para pintar y cajas de alimentos para empacar.

Cuando ya todas las personas entre adultos y niños, unas 30 aproximadamente se habían acomodado alrededor de una mesa en forma circular, oraron, compartieron algunas anécdotas y comenzaron a platicar mientras elaboraban manualidades para regalarse entre sí, al final de aquella actividad.

“Aquí muchos viven en granjas o en pueblos muy separados y muchos no tienen transporte, así que los voluntarios de la iglesias, tienen que irlos a recoger para esta ocasión, porque si no, no tienen como llegar”, explica Foster.

Dice que la idea del convivio se comenzó a gestar hace ya más de trece años de manera informal, cuando le pidieron ayuda en las escuelas porque les estaban llegando personas que no sabían hablar inglés.

“Comencé a conocer familias a través de la escuela, y luego me empezaron a llamar porque tampoco había gente que pudiera traducir en las cortes y en las clínicas y los doctores particulares”, recuerda.

Otro hecho que resultó crucial es que, se dio cuenta que las mujeres indígenas estaban muy separadas y no tenían a nadie cerca que pudiera hablar su lengua.

“Así logramos que vinieran y pudiéramos hablar y entendernos…Yo hablo Mam una de las lenguas de Guatemala, muchas personas aquí hablan kanjobal, pero no lo hablo…ellos con dificultad hablan español y yo estoy aprendiendo su lengua…”

Uniendo culturas

José Miguel José, habla poco español y prefiere cuando está con su esposa hablar su lengua nativa, sin embargo es uno de los más entusiastas, a la reunión de ese domingo llevó para mostrar orgulloso el par de almohadas que había fabricado con su esposa, valiéndose de lo que le habían enseñado en un taller anterior.

“Hace mucho tiempo asisto al convivio”, dice sin estar seguro de cuánto tiempo es, aunque por su expresión quiere dejar claro que no es poco tiempo.

“Aquí nos han enseñado a hacer muchas cosas, como chocolates con nuez, estuches en cuero para navajas y almohadas”, dice mientras sostiene en sus manos una de sus obras.

Nancy también está contenta, aunque tiene apenas 10 años dice ya haber aprendido a pintar con las maestras del convivio.

“Hacemos varias cosas en nuestras clases, hacemos muchas actividades mientras jugamos…la maestra siempre nos ha dicho que pintemos algo para nosotros o para nuestros padres”, afirma esta estudiante de 5 grado de la escuela primaria del condado de Banks.

Pero aparte del apoyo que el Convivio Latino, pueda ofrecerles a estas familias, hay una realidad que ninguno de los presentes supo explicar cuando se les preguntó a cerca de su presencia en una tierra tan lejana a la suya en un territorio muy emblemático por su origen indígena como el de ellos.

Foster parece haberse hecho la misma pregunta y es la única que se aventura a dar una respuesta.

“Yo pienso que este lugar se parece mucho a Guatemala, las montañas son muy parecidas y quizá por eso vienen ellos aquí…”

José Miguel José, dice que está en estas montañas porque viene del campo de cultivar la tierra y aquí ha aprendido a cosechar la uva y ha adquirido otras destrezas.

Pero Foster va más allá, dice que el progreso que ha visto es que, los americanos nativos han comenzado a tener más interés en los inmigrantes, como los que ella acoge en el convivio.

“El mes pasado un grupo de mujeres que hacen colchas, que es una tradición de quienes viven en los Apalaches, quisieron venir y enseñar a las personas del convivio a hacer colchas”, cuenta, pero eso no fuera tan especial, sino es porque las telas de las colchas al estilo de los Apalaches, ya no es la misma y eso a ella le parece extraordinario.

“Ahora están haciendo colchas, usando las telas indígenas de Guatemala. Es una manera de integrar a las culturas y el convivo nos ayuda a integrarlas mejor”, concluye.

Editor

Rafael Navarro, es Comunicador Social- Periodista de origen colombiano, ha trabajado por más de 30 años en medios de comunicación en español, tanto en Colombia como en Estados Unidos, en la actualidad es editor del periódico El Nuevo Georgia.

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